La chica quedò un poquito asombrada por al respuesta, pues para ella la definiciòn de ambos estados era diferente. Su pureza era una decisiòn de ella, pues la falta de maldad se la daba: ella habìa decidido no ser malvada, incluso aunque ameritara serlo... y eso mantenìa la pureza de su alma. Pero su virginidad... eso era diferente, eso si podía ser arrebatado como un objeto, pues era tangible...
Colette miró al Ace a los ojos y sonriò:
"Solo puedes quitarme una cosa, Sergei. Anda y hazme gritar tu nombre, si quieres," dijo la chia, sonriendole suavemente.